martes, 15 de mayo de 2012

Guía sobre como usar las "camisetas-trofeo" de las carreras


Las camisetas de “valor incalculable” nacieron en el Ironman de Hawai, en el que por llegar a meta “sólo” te daban una camiseta de Finisher. En las colas para recoger el dorsal, el de delante siempre tiene una camiseta de esa carrera con la que soñamos y le babeamos un poco la chepa. El otro día encontré un entretenido e ilustrativo artículo de un tal Bad Ben sobre cómo y cuándo usar las camisetas de las carreras en las que has corrido. Porque escoger la camiseta adecuada puede ser una labor ardua y la siguiente guía te ayudará a escoger la más apropiada en cada momento para elevar la percepción que otros tienen de nosotros y evitar situaciones embarazosas o ridículas. Te lo traduzco, haciendo pequeños incisos de mi cosecha.

1. No puedes llevar la camiseta de una competición a menos que la hayas corrido, con la única excepción de los voluntarios y acompañantes (ver infra).

2. Ninguna camiseta de una distancia inferior a maratón debe ser llevada en una ultramaratón; idéntico para Ironman. Por dos razones: no mola, pero nada de nada; y dos, demuestra que eres novato, con lo que eres un rival menos. Lleva cualquier otra de una marca deportiva, algo neutro, pero no te presentes así. Como mal menor lleva la camiseta de tu antiguo deporte, siempre que sea un deporte duro y exigente, alguno puede pensar que combinas ambos, pero no directamente anuncies que eres novato hasta la médula.

3. Si ya has estado en esa carrera, lleva la camiseta más antigua en la que acabaste, demuestra que eres veterano en esas lides, serás una referencia para los novatos y te demostrarán respeto; la del año anterior, sin embargo, no queda bien. Pueden incluso preguntarte por las zonas más duras o tus tiempos de otros años, y la picaresca que podrás utilizar te servirá para descartar a algún incauto.

4. Nunca lleves la camiseta de la carrera en la que vas a correr. Novato, otra vez, lo llevas tatuado en la frente. Que se vea que has hecho otras, y si no las has hecho, no lo anuncies a los cuatro vientos, hombre.

5. Nunca nunca lleves una camiseta de una carrera que no has acabado. Es parecido a lo dicho en el punto 1, pero esto es más grave si pone 'Finisher' o 'Superviviente' y vaya usted a saber cómo la has conseguido. Jamás lo hagas. Sacrilegio. Si alguien se entera, inmediatamente le debe retirar la palabra y hacérselo saber a los demás atletas que pasen por allí. Ese mismo desencubridor deberá acudir al puesto de internet más cercano y deberá postearlo convenientemente en todos los foros del país para desenmascarar a los “tramposos”.

6. Si no has acabado la carrera puedes usar la camiseta de la misma si y sólo si pone ‘No he acabado’, ‘DNF’ o similar en letras bien visibles. Si no lo haces, mira el punto 5. Se acepta que lo pongas tú con un rotulador indeleble; no hace falta que expliques las razones, a casi nadie le interesan.

7. Puedes usar la camiseta de la carrera pero de otro año durante la misma por dos razones: respeto que los demás sentirán hacia ti; y porque, aunque abandones, la gente sabe que has tenido un mal día dado que ya la acabaste en su momento como bien reza tu camiseta.

8. Sólo tus acompañantes pueden llevar la camiseta de la carrera sin caer en sacrilegio manifiesto dado que muchas veces se lo curran mucho, siguiéndote de un lado a otro, avituallándote, soportando tus molestias y malos humos en los entrenamientos y haciéndoles madrugar el ‘Día D’.

9. Los voluntarios pueden llevar la camiseta de la prueba en la que están ayudando porque trabajan de lo lindo y generalmente no les damos ni las gracias, cegados por nuestra súpercompetitividad para acabar el 4213º.

10. No compres camisetas a otra gente de recuerdo: quien la quiera, que se inscriba, entrene como un gilipollas y se la gane. Chantajes emocionales con novias deben ser repelidos con argumentos soeces si es preciso, ya habrá momento de comprar otros regalos para hacer las paces, pero no hagas el gañán regalándole una camiseta que no puede llevar, por muy “mona” que sea. Hazte fuerte.

11. Si has corrido una carrera hace poco, lleva la camiseta el día antes de la prueba, para recoger el dorsal o en el briefing, la gente lo aprecia, mira con respeto si saben que una semana antes te has metido 100km o una dura maratón de montaña; pocos pensarán que estarás cansado por ello, al contrario, dirán, “¡joder, qué maquina, dos carreras seguidas, otro que me gana!”.

12. Lleva la camiseta limpia, pero tampoco vayas hecho un pincel, que hablamos de ultramaratones, no de ligar: hay que ganarse el respeto de la concurrencia, con lo que algún resto de sangre será convenientemente apreciado; arrugas, alguna mancha de barro, etc. también cumplen su fin.

13. No lleves una camiseta que te haga desmerecer: repito, vamos de ultramaratones, evita las del tipo ‘Torneo de Paddle Urbanización El Balcón de La Moraleja’. Qué coño es eso. La organización no debería ni dejarte salir.

14. Las camisetas son para vacilar en el ambiente ultramaratoniano, no las lleves de terracitas veraniegas ni para hacer la compra, te tacharán de descerebrado, o aún peor, de imbécil, quizá te intenten cobrar de más… y lo malo es que posiblemente lo consigan.

15. Si llegado a este punto aún crees que puedes llevar la camiseta de una carrera que no has corrido, para ti está reservado un espacio en el Infierno junto a abogados, promotores inmobiliarios y agentes de la zona azul.

16. Hijos y nietos pueden llevar esa camiseta; la gente que lo vea lógicamente (…digo yo) pensará que el/la chaval/a no ha podido correrla, con lo que se sabrá rápidamente quién lo ha hecho: su orgulloso padre/abuelo. Incluso, por inferencia, ¡pueden suponer que aún te quedan fuerzas para hacer hijos tras correr ultramaratones! Doble efecto.

17. Los organizadores deberían evitar esas camisetas que tienen casi tantos patrocinadores como participantes, no queda bien, es realmente cutre, que pongan sólo los principales; si tienes una de ellas y no quieres usarla para limpiar la cadena de la bici –fin último de toda camiseta-, simplemente guárdala en el cajón de las camisetas, pero no la utilices, no caigas en esa trampa de la cutrez y la falta de gusto.

18. No te pongas una camiseta si luce patrocinadores con los que no estás de acuerdo. Deberíamos empezar con empresas de telefonía, bancos, petroleras… y no acabaríamos, pero sólo imagínate que en tu camiseta luce el logo de ‘Promociones El Pocero’… ¿es ‘nauseabundo’ la palabra más adecuada? Niégate a utilizarla.

19. Si una carrera se suspende en el último momento pero ya has recogido la camiseta, sólo puedes llevarla si la has corrido el día que se iba a hacer, exponiéndote a las causas de la suspensión de la prueba, sea tormenta de nieve, huracanes o travesía entre lenguas de fuego. Si no, ya sabes, al cajón.

20. Si la camiseta está lo suficientemente vieja y usada como para que pueda provocar vergüenza, guárdala, nadie te dice que la tires, pero por favor, no la lleves. Enmárcala si te apetece, nadie te pedirá que justifiques tus sentimientos hacia ese “trozo de tela”, pero desde luego, no la lleves puesta. ¿Cuándo debes guardarla o enmarcarla? Ponte delante del espejo, y si se te ven los pezones, al cajón.

21. Abandonar es abandonar. No le des más vueltas, ya habrá otras camisetas que merezcas lucir, pero esa no. Si aún no has relacionado ‘abandono’ con camiseta de ‘superviviente’ a estas alturas del tema, primero, eres un poco lelo, y segundo, consulta a un atleta de verdad.

"El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro". Woody Allen.

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